¡Hola, hola! Bueno, este fic es especial ya que es para una personita que quiero mucho: ¡Para la Camishu! Que estaba cumpliendo años ayer y no pude hacerlo para el día de su cumple ;-; Perdóname Cami, pero espero que esto te guste mucho~ ¡Feliz cumpleaños Cami bella! Esta vez no maté a nadie solo por ti ♥
Y aparte, también se diría que es para la Dani porque esta es una de sus parejitas preferidas~ Con todo mi amor para ella~
Quinto tema: Locura.
Parejas: BokuAka~
Tipo: One-shot.
Advertencias: Puede dar diabetes, tal vez algo de OCC.
Ds: Los personajes de Haikyuu no me pertenecen ni tampoco las imágenes de la portada. La historia sí es totalmente mía.
Aclaraciones: Bueno, ya lo dije la historia es para el cumple de la Cami~ La historia que da para ser
long-fic pero a mí me gustan así, como mini-historias que solo cuentan lo que quieren, solo ese fragmento y ya, no sé si me explico, pero bueno. La imagen no tienen nada que ver con la historia, son solo para ilustrar la pareja.
Es fácil caer en la locura, lo difícil es salir de ella.
La primera vez que me di cuenta de que estaba cayendo en la locura fue
cuando te vi por primera vez, ¿recuerdas aquella mañana fría de Noviembre?
— ¡Achís~! —el estornudo
salió del pequeño niño que se encontraba acurrucado en un rincón del parque, el
frío cada vez calaba más hondo y no se sorprendería si de un momento a otro
empezaba a nevar. Dios, todo era culpa suya, su mamá le había advertido que no
divagara por ahí o se perdería ¿por qué era tan curioso? ¿Por qué no hizo caso?
¡Oh por Dios, iba a morir ahí congelado!
—Oye, ¿estás bien? —una pacífica
voz le sacó de su hilo exagerado de pensamientos; alzó un poco la vista para
encontrarse con un pequeño tal vez un poco menor que él, tenía la mitad del
rostro cubierto por una amplia bufanda con pequeñas decoraciones de búhos y un
gorro de invierno que también tapaba la parte superior de su cabeza y rostro.
—Y-yo… me perdí… no tengo
ni idea de dónde estoy —respondió el pequeño mientras se acurrucaba más en sí
mismo, el frío era exageradamente poderoso en aquella mañana.
—Ya veo, te vas a resfriar
—el chico bajó hasta quedar frente a él —. Toma, ¿te sabes algún número?
—empezó a hablar sereno, al parecer era algo de su personalidad, mientras se
quitaba su propio gorro dejando sus cabellos negros algo desordenados y se lo
ponía al pequeño de cabellos blancos y negros.
— ¿Oh? ¡Oh! ¡Sí, sí sé un
número! Gracias —habló el más grande mientras tomaba la mano que le extendía
aquel desconocido. Dejando todo el miedo que sentía y apretando la pequeña
manita bajo la suya, tan cálida y firme mientras iban en busca de un lugar
donde llamar.
Aquella tarde me salvaste Akaashi, fuiste el que me dio calor y pensé
que era una locura ¿cómo podías extender tu mano a un desconocido?, pero al
final de cuentas el loco fui yo, ¿no? Por no querer apartarme nunca de aquel
agradable calor que trasmites.
—Bokuto-san, ¿qué sucede?
—el chico ahora de unos doce años se acercó a su amigo, por razones de la vida
aún seguían viéndose después de aquel incidente y ahora eran algo así como
cercanos.
— ¡Akaashi! Menos mal que
llegaste, es algo muy importante —la voz salió desde el otro extremo de la
habitación. Eran las dos de la mañana y Bokuto había llamado a Akaashi por una
emergencia de vida o muerte, y ahora el pobre chico estaba ahí, cansado no solo
por no poder dormir sino también por haber caminado centenares de calles para
poder llegar y estar buscando como por quince minutos la llave de repuesto que
la familia de Bokuto siempre ocultaba —. ¡H-Hay una araña maligna en la pared,
Akaashi! Le he tirado de todo, pero quiere matarme, ¡quiere matarme! —gritó
mientras se acurrucaba más en la esquina de la habitación.
—Por favor Bokuto-san,
deje de gritar, no son horas —reprendió mientras con su típica cara apacible se
dirigió a la pared para poder ver al susodicho asesino que tanto había asustado
a su amigo. Tomó entre sus manos a la diminuta araña no más grande que un
pequeño círculo y la arrojó fuera por la ventana —. Listo, ahora por favor
duerma.
Aquella semana te resfriaste por mi culpa y tus padres te castigaron por
un mes por haber salido sin permiso a mitad de la madrugada.
Eres el único capaz de cometer aquella locura de salir a altas horas
solo para atrapar una araña, pero creo que más loco estuve yo al desear que
siempre fueras mi héroe a mitad de la noche, cuando no tenía a nadie.
—Soy un estúpido, Akaashi…
Nunca seré nadie en la vida, ¿qué clase de persona no es capaz de responder
algo tan simple? —cuestionó el joven de ahora diecisiete años mientras miraba
con rencor el libro de matemáticas.
—No te preocupes
Bokuto-san, que apeste para las matemáticas no quiere decir que apeste para
todo —respondió el chico que lo miraba igual que siempre, con su rostro
tranquilo y se podría decir que hasta inexpresivo –aunque eso solo lo podría
decir alguien que no lo conociera nada bien–.
— ¡Que malo eres Akaashi!
Deberías decir que no apesto tanto como creo.
—Pero sí apestas mucho,
Bokuto-san. ¿Cómo pasaste primaria?
— ¡Akaashi! — protestó el
mayor mientras se tiraba rendido sobre sus libros, era un desastre. El más
pequeño suspiró, dejó sus propios libros que estaba estudiando para el examen
del día próximo y empujó un poco al gran búho deprimido que tenía enfrente de
él.
—Vamos Bokuto-san, yo le
ayudaré a estudiar. Así que saque todo ese entusiasmo y gane esto.
—Akaashi… —chilló un poco
el joven mientras lo miraba con ilusión.
En esa ocasión nos quedamos bastante tarde estudiando matemáticas, y
pasé mi examen gracias a ti. Pero supe que reprobaste tu examen de química avanzada
por mí. Eres el único loco que pone en riesgo su futuro por ayudar a un amigo,
pero creo que estaba más loco yo, porque en ese momento me di cuenta de que no quería
seguir siendo solo tu amigo.
—Y no puedo creer que Konoha
no le guste el helado de chocolate, ¿a quién no le gusta el helado de chocolate?
Y además… —hablaba Bokuto mientras se sentaba al lado de Akaashi, hablando de
cualquier trivialidad mientras esperaban el tren. Ese día hacía demasiado
calor, la gente iba y venida sulfurada, el lugar no podía estar más lleno de
gente que ahora.
—Me gustas, Bokuto-san… No
sé por qué, pero creo que me gustas más que un amigo —interrumpió el chico mientras
Bokuto callaba en seco, casi ahogándose con su propia saliva al ver como el
menor se sonrojaba un poco.
—Espera, ¿qué? —y vaya
colapso mental el que traía, porque estuvo esperando eso por mucho tiempo y
ahora que de verdad estaba pasando no supo dar una mejor respuesta.
—Oh, ya llegó el tren,
vamos Bokuto-san —Akaashi se paró para dirigirse hacia el tren que había llegado,
pero una mano fuerte lo sujetó.
—También me gustas
—susurró Bokuto mientras bajaba la cabeza; y ahí estaban los dos, Akaashi dándole
la espalda mientras él le sujetaba la mano con la mirada gacha; rodeados del
calor y la algarabía de la gente. No podía ser menos romántico. Y aun así, solo
por ser Akaashi, solo por ser él, a Bokuto no le pudo parecer más perfecto.
Ese día fue el mejor, ya son tres años Akaashi, y aún amo tu locura por
besarme en medio de la gente sin importarte el qué dirán.
Pero sigo diciéndolo, creo que yo estoy más loco… porque creo que te
puedo amar cada día un poquito más, que puedo dar todo por ti.
Pero aunque siempre diga que estoy más loco, tú siempre eres el que
comienza la locura.
Esta vez es mi turno de empezarla.
—Akaashi Keiji, eres la mejor persona que he conocido, eres el único que
puede soportarme, eres mi sustento… eres, definitivamente la persona que más
amo —empecé a hablar mientras me levantaba de la mesa de aquel hermoso restaurante
donde estábamos celebrando los tres años que llevábamos juntos. Empecé a sudar
y temblar un poco mientras me arrodillaba en la típica pose de película —Te
amo, y quiero compartir cada momento, cada suspiro, cada lágrima y alegría solo
contigo. ¿Podrías aceptar a este chico tonto que no puede vivir sin ti?
¿Quieres… casarte conmigo? —sonreí mientras esperaba con la pequeña cajita azul
en mis manos temblorosas.
—Oh por Dios, Bokuto… —vi como Akaashi se tapaba la boca con las manos
mientras sus ojos viajaban de la cajita a mi mirada, como si esperase que todo
fuera un sueño —. Claro que acepto Koutaro —respondió mientras me abrazaba y hacía
esa hermosa sonrisa sincera que solo Keiji podía regalarme.
Es fácil caer en tu locura,
Akaashi Keiji, pero yo elegí nunca salir de ella.
POR DIOS MUJER ME ESTOY MURIENDO DE DIABETES Y NO ENCUENTRO LA INSULINA😍
ResponderEliminarDios...tengo el corazón dando mil brinquitos de la emoción😍
Te quedo perfecto :3 Muchisisimas gracias Fershuu~ Ai tequiero llu💜
AAAAH! POR DIOS MUERO DE DIABETES Y NO ESTOY DE BROMA😍
ResponderEliminarDIOOS! Tengo el corazón dando mil brinquitos por la emoción!
Muchisisisimas Gracias Fershu~ te ha quedado más que hermoso!
Ai tequiero llu💜 BokuAka is mai laif💜
Fershuu ti amu, estoy llorando pero de alegria, es que fue hermoso! te adoro, Bokuto-san tan romantico y tierno como siempre, y akaashi con sus comentarios sinceros y burlescos ~ luv shuu
ResponderEliminarAish mujer TTwTT me muero morida es una dulzuuuuura de fic!!!! realmente me encantó ;w; eso de recordar, desde el momento cero Akaashi se me antojó un dulce cuando lo salvó de morir congelado jajaja pero todas esas cositas que vivieron T-T y y y cuando se le declaró en el tren y waaa en realidad no me esperaba ese final (lo sé, sueno tonta, pero de verdad no me lo esperaba ><) no me lo vi venir para nada! de verdad amé el escrito ;w; me gusta porque dentro de todo, respetaste la personalidad de ambos de una manera increíble y me gustó mucho lo que reflejaste con el escrito y la forma que tuviste de narrar esos recuerdos, esos saltos en el tiempo y esa locura compartida de ambos <3 no sé, me enamoré de tu escrito <3 (?) te dejo mucho cariñito y realmente amé lo que hiciste, saludos linda *-*
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